Aislarme, llorar, partirme en mil pedazos.
Rabia, dolor y engaño.
Ya no importa ese beso en las calles del Barrio Rojo, ni las mañanas a las 7:00 haciendo el desayuno que sabían a una mezcla entre orgasmos y sudor. Tampoco importa cómo nos mirábamos entre horas y horas de formaciones en esa sala sin paredes. No importa que lloviera y acabáramos heladxs. No importa que me gustara por primera vez cómo sabía el tabaco, en tus labios, en los míos. No importa que lo dejara todo gracias a ti y no por ti, y que volviera a mi vida feliz y completa. No importan esas noches en las escaleras, delante de la puerta donde estuve a punto de besarte cuando me mirabas como si no hubiera nada más, ni que la sala de traducción se quedara vacía sin nosotrxs. No importa que te despidieras tres veces y que una tras otra doliera más. Ni importa que, por primera vez, sintiera algo.
Sólo importa y duele el frío de Milán que no solo heló mi sangre, sino que también te heló a ti, me heló a mí y nos heló. Importa cómo te fuiste sin decir adiós, o cómo me fui sin que vinieras. Importa cómo ya no eres aquel que desestabilizó mi mundo y me hizo otra. Importa que no fueras lo suficientemente valiente para dejarlo todo, no por mi, sino por ti. Importa que me mintieras, desearas y te reprimieras.
Importa que huiste.
Que sigues huyendo.
Y que, sobre todo, ya no siento nada.
La entrada me gusta bastante, pero es un poco difícil asimilar que ya no sientes nada por esa persona... Hasta que no dejas de escribir sobre esa persona, no la olvidas. Tenlo siempre en cuenta.
ResponderEliminarUn abrazo desde la distancia.