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1 ene 2018

2018 no es símbolo de paz

2017.
Año de guerra.


La batalla se desató en Granada, justo cuando volviste antes de marcharte. Las tropas estaban preparadas, traían a la espalda Ámsterdam y Milán. Sacaron la artillería pesada cuando decidiste ser una sombra de quien podrías haber sido. Una sombra tenue, que a veces decide desaparecer cuando más se la necesita.
No esperaba algo peor que Londres ni tampoco que las calles fueran tan estrechas que nos quedáramos sin aire.
Amor, hay cosas que no pueden olvidarse arreglarse. Solo tenemos que aprender a vivir con ello.
Con que me faltes porque siempre estás a la mitad, te quedas a medio camino.
Con que esto se agote, por lo que yo espero y lo que tú nunca serás.
Con que el amor es una colmena y si no hacemos nuestras tareas se viene abajo.
Con que te disculpes y en menos de veinticuatro horas vuelvas a ser el mismo.
Quizá no pueda vivir con ello. No sé tú.
La guerra no mejoró en verano. Tampoco cuando esperábamos que lo hiciera con esa mudanza y las ganas de gritar que me quemaban la tráquea. En realidad solo fue a peor. Perdimos soldados. Provisiones. Ah... y promesas rotas.
Me he roto demasiadas veces. Soy una muñeca descosida. No cabe más. Me falta demasiado. No dejo de llorar.
¿Y sabes qué pasa? 
Que he aprendido que llorar en la guerra no sirve de nada porque las balas te atraviesan igual.



30 dic 2017

Solo tienes un 30 de diciembre de 2017




Solo tienes un 30 de diciembre de 2017.
Te suben los pájaros por la garganta con tanta fuerza que
te asfixian.
Algo se ha quedado atascado y no baja entra,
pero tampoco te deja subir salir.
Las flores se secan si no las riegas, las personas si no las cuidas.
No importa que lleves ocho horas de avión,
tres de tren,
un océano o dos continentes
a la espalda,
ni que te haya roto el corazón mil veces siempre pensando en él. Siempre piensa en él.
Porque le falta mili
O porque es egoísta y lo será siempre.
No importa que olvidaras Ámsterdam, Milán, Barcelona y Granada,
que dejaras atrás elegir siempre a quien se elige a sí mismo aun hundiéndolo todo.
Porque siempre vuelve. Con el mismo dolor, el mismo espejo vacío y hueco, las mismas promesas que saben a hierba, paprika.
No importa porque
solo tienes un 30 de diciembre y tú eliges cómo pasarlo.

En realidad nunca lo elegirás.
Ojalá tuvieras la valentía de hacer lo que debes.
Que no te falta aire,
que solo es como El chico de los poemas y el teatro,
como Elle,
como el de los ojos oscuros,
como todos los que pasan, piensan en sí mismos y desaparecen.
Ojala lo creyeras, porque entonces todo sería más fácil.

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