No te lo dije, pero yo tampoco.
Puedo hacerme la dura, hacerte chocar contra el bloque de hielo que crece cada día frente a mí, incluso cerrarme a hablar de cómo me siento en realidad. Puedo naturalizar tus poemas, tu forma de hablar y nuestra obsesión. Puedo normalizar que paso todo el día viéndote en cada recodo de mi mundo. Incluso puedo no contestar aquellos mensajes que me hacen sentir diferente y obligarme a mí misma a pensar que sólo soy una conversación más entre todas las que tienes abiertas; y que, incluso aunque yo no hable con nadie más, eres uno más entre todos esos cuerpos que descubro.
Supongo que estoy cansada de deambular de un lado a otro, de dejar trenes pasar y de que me pasen por encima mientras me aferro a lo que decidí no volver a hacer jamás. Estoy cansada de levantarme al otro lado de la cama, de escuchar los "de verdad me importas", los "somos algo más" y los "¿por qué no sientes lo mismo?".
Quizá el vértigo es a dejar todo eso de lado, a no tener que seguir pintando sombras y cenizas donde antes había mentiras y más mentiras. Quizá el vértigo es a no ponerle frenos y estrellarnos, estrellarme. Dejar de ser estrellas que se iluminan a través de una pantalla, dejar que esto se hunda.
Sobre todo da vértigo que me leas. Y que me sientas.
Yo tampoco he sentido nunca esta tensión por nadie.
Puedo hacerme la dura, hacerte chocar contra el bloque de hielo que crece cada día frente a mí, incluso cerrarme a hablar de cómo me siento en realidad. Puedo naturalizar tus poemas, tu forma de hablar y nuestra obsesión. Puedo normalizar que paso todo el día viéndote en cada recodo de mi mundo. Incluso puedo no contestar aquellos mensajes que me hacen sentir diferente y obligarme a mí misma a pensar que sólo soy una conversación más entre todas las que tienes abiertas; y que, incluso aunque yo no hable con nadie más, eres uno más entre todos esos cuerpos que descubro.
Supongo que estoy cansada de deambular de un lado a otro, de dejar trenes pasar y de que me pasen por encima mientras me aferro a lo que decidí no volver a hacer jamás. Estoy cansada de levantarme al otro lado de la cama, de escuchar los "de verdad me importas", los "somos algo más" y los "¿por qué no sientes lo mismo?".
Quizá el vértigo es a dejar todo eso de lado, a no tener que seguir pintando sombras y cenizas donde antes había mentiras y más mentiras. Quizá el vértigo es a no ponerle frenos y estrellarnos, estrellarme. Dejar de ser estrellas que se iluminan a través de una pantalla, dejar que esto se hunda.
Sobre todo da vértigo que me leas. Y que me sientas.
Creo que es importante darse una oportunidad e intentar seguir adelante, puede que termine surgiendo algo lindo, aunque es entendible que de miedo dar el primer paso cuando ya se tuvo malas experiencias.
ResponderEliminarMe gustó mucho tu escrito, hasta me sentí identificada.
Un beso.