Tiempo, tiempo, tiempo...

Había una vez un reloj forjado de hierro y oro, un reloj como otro cualquiera, un reloj hecho para medir el tiempo y recordar a las personas cómo se les agotaba. 

Ese reloj fue comprado por una joven hermosa, como sus trajes y su mundo.  Esa joven vivió un terrible amor, tan duro que le hizo tanto daño que pensó que no sobreviviría. Un amor mentiroso, como una estaca en su corazón. Los días pasaban y pasaban y todo era igual, por mucho que deseaba volver atrás, jamás pudo hacerlo.

<<Creemos que podemos trastear con todo, transformar una flor en un árbol y un acantilado en una pequeña grieta... tiempo, tiempo, tiempo, ¿cómo podemos trastear contigo?>>

Cuando esa chica abandonó ese reloj en un cajón, comenzó a crecer y a crecer y con los años a envejecer. Y fue tarde cuando lo volvió a sacar, sus agujas se habían parado, la pila se había agotado y aun así los años habían pasado por ella. Por el hecho de que el reloj se parara su cuerpo no iba a hacerlo. Y cuando lo sacó, a los meses, falleció, pues el tiempo se la llevó, como a todo lo demás.

<<El tiempo arrastra consigo todo lo que está ante él, tira de lo que quiere y se lo lleva para siempre.>>

Ese reloj un día fue perdido y cayó en manos de un asesino que acabó en la cárcel. Allí lo contemplaba una y otra vez, pasarían los años y seguiría allí encerrado y para cuando lo soltaran ya apenas le quedaría vida para vivir.

<<¿Acaso alguien puede arrancarse las cadenas que le unen al tiempo?>>

Y ese reloj lo llevaban dentro, gracias a él estaban vivos y gracias a él su tiempo pasaba.

Tic-tac, tic-tac.

¿Sabes ya qué reloj era?

Sus corazones. 

---->

Sólo quería comentaros que he dejado mi cuenta de Youtube a la derecha para que os suscribáis, dentro de poco haré un vídeo relacionado con la temática del blog...

Gracias por el apoyo :)